Lo Cortés no quita lo Cuauhtémoc, cita el refrán popular.
Ambos se saludaron, posaron para la foto dibujando con su mano el símbolo de sus coaliciones y forzaron la sonrisa que destrabó la tensión.
Lo que se vio, terminó por transparentar la realidad de la campaña que desembocará en la elección del 2 de junio, surgiendo el nuevo gobernador de Puebla.
Si había alguna duda, se disipó:
¡Alejandro Armenta es mucho gallo para el pollo Eduardo Rivera!
Al mismo tiempo, en el sur de la ciudad, concretamente en la colonia San Ramón, era localizado un inmueble donde trabajadores del ayuntamiento de Puebla entregaban tinacos azules para agua a cambio de credenciales de elector, lo que constituye un delito y posible uso ilegal de recursos públicos.
Armenta, es dueño de una impresionante carrera política y en el servicio público de 34 años, ganando todas las elecciones en las que ha participado. Doblegando, incluso, la persecución del morenovallismo y el poder que lo quiso espantar en los comicios de 2018, ganando la senaduría.
Eduardo, es producto del favoritismo de Rafael Moreno Valle Rosas, siendo inhabilitado por 12 años del servicio público en 2017 y sancionado con pagar 25.5 millones de pesos al no comprobar el uso adecuado de recursos del erario en su cuenta pública 2013.
Armenta, ha cultivado amistades, aprendiendo lo necesario y desechando lo que le hace daño. Nunca ha negado su relación de trabajo con los gobernadores Melquiades Morales, Manuel Bartlett, Mario Marín, Miguel Barbosa y Sergio Salomón Céspedes; tampoco su aprendizaje y respeto al presidente Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard, Eduardo Ramírez y miembros destacados de Morena.
“Lelo” Rivera, fue cómplice de Moreno Valle, de Antonio Gali y Martha Erika Alonso, pero se dice perseguido del nieto del general, no obstante que todos sabemos que fue perdonado, desechándose extrañamente la inhabilitación, por eso compitió en 2018, perdiendo ante Claudia Rivero Vivanco la alcaldía de Puebla capital. Su admiración es por Marko Cortés, que entró en sociedad política con Moreno Valle Rosas; “Alito” Moreno, un ser sin escrúpulos; Jesús Zambrano, que sueña en conservar el registro del moribundo PRD.
Armenta, realizó un estupendo trabajando como presidente de la mesa directiva de la Cámara Alta.
Eduardo, ha sido una calamidad como presidente municipal de Puebla, privatizando el agua potable, el servicio público, las calles con los parquímetros, la recolección de basura. La seguridad pública es vergonzosa y su programa estrella de bacheo tiene al municipio como una alberca gigante. El alcalde suplente, Adán Domínguez, es su títere.
Armenta, ha caminado las calles; ha recorrido los 217 municipios al menos 20 veces en los últimos 5 años; la gente lo quiere; la intención de voto es aplastante a su favor; la aceptación ciudadana le favorece por amplio margen.
Eduardo, está 29 puntos abajo, señala la encuesta de encuestas Polls.mx; está estancado.
Armenta, alcanzó su candidatura en una reñida encuesta interna de Morena. Hoy, hasta los panistas comulgan con su proyecto.
Eduardo, es producto del dedazo de Marko Cortés y Alejandro Moreno. Imposición burda del PAN y el PRI que avalaron las rémoras del PRD y PSI.
Armenta, está a favor de una jornada electoral limpia, democrática.
Eduardo, la apuesta al fraude, enseñanza de Moreno Valle Rosas.
Cobra fuerza el ciclón armentista y alcanzará la categoría 5 el 2 de junio.
No le queda otra a Rivera Pérez que tratar de sobrevivir para el 2030.
Reitero por enésima ocasión: ¡Alejandro Armenta, será el próximo gobernador del Estado de Puebla!
POSDATA: A las 8 de la noche del 2 de junio, será una de esas veces raras que el gallo cante el triunfo morenista.
POSDATA 2: El gallo anunciará, al mismo tiempo, que el pollo murió en las urnas por la temible pullorosis.
POSDATA 3: Hace rato, en el centro de convenciones, confirmó Alejandro Armenta que habrá una reingeniería profunda en el sistema judicial del Estado de Puebla.
Ejercicio de la ley y aplicación de justicia, prioridad en la era armentista.
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